AVN (Liamar Ramos).- Son muchos los factores que han incidido en el actual funcionamiento del sistema eléctrico venezolano, uno de ellos fue la desinversión y falta de mantenimiento por parte de los gobiernos del Pacto de Punto Fijo, otro ha sido el cambio climático de comienzos de siglo, al que se suma el alto consumo por parte de algunos usuarios y el derroche por parte de otros.
Actualmente, la capacidad de generación del Sistema Eléctrico Nacional se ubica en 16 mil megavatios (MW), de los cuales, 70% son generados por la Central Hidroeléctrica Simón Bolívar, también conocida como represa de Guri.
La dependencia hacia esta central trajo como consecuencia una severa crisis de energía eléctrica que atravesó el país durante 2009 como resultado de la incidencia del fenómeno conocido como El niño, que ocasionó un largo período de sequía en todo el país.
Este fenómeno climatológico consiste en un cambio en los patrones de movimiento de las corrientes marinas de la zona intertropical, el cual puede generar ciclos de intensas precipitaciones, así como lapsos prolongados de sequía.
En medio de este fenómeno, la represa de Guri descendió más de 20 metros y llegó a una cota de 248,04 metros sobre el nivel del mar (m.s.n.m), su nivel más bajo en la historia.
Décadas de 1980 y 1990: sin mantenimiento, ni inversión
Los problemas que ha presentado el sistema eléctrico venezolano no solo han sido resultado de un fenómeno climático. La ausencia de una política de mantenimiento e inversión en las décadas de 1980 y 1990 también incidió en la crisis del sector.
En aquella época, según información del Ministerio de Energía Eléctrica, sólo se generaron 2.935 MW, de los que cuales sólo 363 MW fueron destinados a las termoeléctricas, de esta forma se mantuvo la dependencia del sistema hidroeléctrico.
Las pocas termoeléctricas que se crearon tampoco funcionaban en toda su capacidad, recuerda Jesús Graterol, diputado del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y quien durante varios años trabajó como técnico en varias plantas del país.
Planta Centro, ubicada en Morón, estado Carabobo, que está en funcionamiento desde 1978 con una capacidad instalada de 2.000 MW, en su historia nunca llegó a generar 50% de la electricidad disponible.
El promedio desde su creación fue de 500 MW, es decir, alrededor de un cuarto de su capacidad instalada, refiere el parlamentario.
Así como en Planta Centro, en las pequeñas unidades de generación como Planta Páez y Juan Antonio Domínguez, nunca llegaron a trabajar en su capacidad total.
Explica Graterol que este panorama se agrava porque la entonces empresa privada, La Electricidad de Caracas, tampoco realizó inversiones para crear fuentes de enegía eléctrica propia, sino que comenzaron a importar energía del sistema Guri, a precios muy económicos.
"Tenían el lomito del negocio eléctrico porque atendían a la Gran Caracas, el comercio y las zonas de alto consumo residencial, además, el Estado le vendía electricidad barata y la empresa tenía sus propias tarifas. Era tremendo negocio", detalla.
Junto con esta situación, también ocurre el abandono por parte del Estado de las plantas de producción de energía termoeléctrica como Tacoa, Planta Guarenas, La Raisa y se paralizaron los proyectos de expansión de generación eléctrica en Picure. Además, El desbalance energético se acelera con las medidas impositivas del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional, que plantearon la privatización del sector eléctrico.
Toda esta situación, apunta el diputado, generó que la electricidad se quedará en los centros de consumo más cercanos a las plantas, mientras que las poblaciones más alejadas sufrieron los estragos de la desinversión.
Mayor crecimiento económico: más consumo
Durante 21 trimestres consecutivos (2004-2008) la economía venezolana creció, hasta generar un incremento en la demanda de servicios, sobre todo, el de la electricidad.
Según el Ministerio de Energía Eléctrica, la demanda creció 5,8% entre 2003-2004; en 6,4% entre 2004-2005; en 8,6% entre 2005-2006; bajó a -2,5% entre 2006-2007 por la instalación masiva de bombillos ahorradores; subió nuevamente en 5,1% entre 2007-2008; en 6,0% entre 2008-2009; y el año pasado descendió a -3,4% (16.755 Mw) por la política de racionamiento que se aplicó en el país para hacerle frente al fenómeno climático El niño.
Sin embargo, en enero y febrero de este año, producto del crecimiento económico en 4.5%, el consumo de energía se elevó en 1.540 megavatios adicionales.
Para el diputado Luis Acuña, presidente de la Comisión de Energía y Petróleo del parlamento, el poder adquisitivo de la población ha incrementado sustancialmente el consumo de electricidad.
Ante las perspectivas económicas, insiste en la planificación del sector de acuerdo al proceso de crecimiento natural del país, para evitar inconvenientes en el futuro.
El derroche no se planifica
Para el parlamentario Acuña, aunque el Estado puede proyectar de cuánto será el consumo de energía de acuerdo al crecimiento, el derroche no puede estar incorporado a este proceso de planificación.
"¿Por qué razón" ¿Por qué la demanda supera lo que planificadamente hemos hecho"", se pregunta el legislador, quien encuentra como única respuesta a esta situación: "el derroche por parte de los usuarios".
Explica que para evitar repetir una situación como la vivida en 2009, aunque las circunstancias climáticas son completamente distintas, es necesaria la aplicación de medidas para el uso eficiente y racional de la electricidad para frenar el derroche.
Junto con estas medidas, desde 2007, con la nacionalización del sistema eléctrico venezolano, el Estado ha incrementado la inversión para la incorporación de nuevas fuentes termoeléctricas con el propósito de no depender, en su totalidad, del sistema hidroeléctrico.
Como resultado de este plan, en los últimos cuatro años se han instalado 8.382 MW, contra 2.935 que se instalaron entre 1989 y 1998, lo que implica un incremento de 40% en generación de energía eléctrica.
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